miércoles, 12 de mayo de 2010

Mar



Para Berenice B.


El mar siempre habia sido el unico testigo. Teniamos por costumbre visitarle a menudo. Unas veces como amantes, otras tantas disfrazados de enemigos. Siempre juntos. A cambio, el oleaje permanecia sereno y dulce, como al compas de un vals.

En ese entonces, recuerdo vagamente; el mar vestia de zafiro, y la luna de alabastro.

La hice mia no se cuantas veces. Tambien fui de ella. Soliamos decir "te amo" con el formalismo de quien conoce la respuesta y aun asi espera escucharla de otros labios.

.........................................................................................................

El erratico y levogiro caminar del tiempo nunca se detuvo. Pense en la estatica de un "para siempre". Estaba equivocado. (morir, tambien es ley de vida)
Timida, me dijo un dia: "Tengo que irme, aqui no hay un lugar para mi."

Y asi fue. Se marcho un dia, y se olvido de todo.

..........................................................................................................

Diario, mas que nada por costumbre, acudia con el mar para esperarla juntos.
Compartiamos recuerdos. Unos cuantos tristes, la mayoria alegres. Platicabamos de cosas triviales y reiamos, llenos de esperanza.

Ella nos hacia mucha falta.

Pasaron los dias, y poco a poco nos gano el silencio. La gente desfilaba, nosotros permaneciamos inmoviles, como echando raices. Raices de recuerdos.

Ella no volvio.

La presumimos muerta para entonces recordarla gratamente. (de otra forma la verdad nos lo impide)

No puedo negarlo, varias veces intente suicidarme, y el se rehuso a ser mi complice. Me sentia derrotado. Entonces preferi estar solo y deje de visitarle.

..........................................................................................................

De eso, hace ya tiempo. Finalmente comprendi que todo es movimiento. Asi como los vientos, asi como los dias van uno tras otro, asi como las aves migran. Acaso un par de cicatrices quedan, y no son para incidir sobre ellas y hacer nuevamente una herida. Comprendi que nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Me apresure a la costa. Quise saludar a mi viejo amigo. Mostrarle mis alas nuevas.

Me encontre con un mar desconocido. Aguas nuevas y turbias, que nada saben de historias.

Mi mar se habia ido. Quiza el tambien lo habia entendido.